viernes, 21 de diciembre de 2007

Textos de Celeste Dieguez

I-

Estallo
y doy vueltas en chorros
de color y de luces.

Me agito
manchando de flujos
todas mis paredes.

Vengo y voy
y vengo.
midiendo la distancia.
Hirviendo.
Arrojada por esta habitacion
que está humeando, que arde.

Al salto, alerta,
un mascarón de proa
con tetas radiactivas
Una gragola obscena
a punto de reventar óvulos


Precipitada
congelada en el gesto
en la acción.


Busco en tu miedo
te tiro piedras
- ¡Vení, venï!


Estoy en un caracol aterciopelado
pero son mis propios orificios
los que me encierran.



Abro la noche
con mis piernas
Rompo los vidrios
las celulas
con mis gritos
No sé si podrás soportarlo.


II-


Grito en silencio mientras las luces se apagan



¿Siempre
la construcción de mi misma
va a llegar a través de una pija?

Estoy cansada de esperar sin opción
sin mas opción que esperar
esperarte.

A vos:

Supremo dios de mi deconstrucción
Vomito y santo suplicio
de mi amor de puas
Hombre verdugo
hijo de puta
Hijo
de todas las putas que esperan.
Mi diablo divino
Mi enfermo
enfermero
carcelero

Amarte
verme morir
lo mismo.
Matarte
verte morir
lo mismo












III-
Circulos que encierran espirales
Mujeres
que esperan a hombres,
que esperan a otras
mujeres.
No quiero esto mas!
Pero es dificil desaprender la espera
que nos pasaron junto con la leche.
¿Como ser mujer
sin vivir esperando?
Si hasta las acciones
son arduos gestos de espera.


IV

¿Se puede dejar de hacerlo?
¿Dejar de esperar?
¿Tomar la acción?
¿La iniciativa de la retirada?


¿O la espera
es la pura acción
contenida
en un gesto detenido?


¿EL monstruoso poder
del deseo congelado
que va aderretir su cera
sobre las cosas
cuando llegues?

¿Podré tomar la decisión e irme?
De ahi de acá
De vos
¿De todos?

¿Pudrirla hartar, romper?
¿Volver por fin a mi?
¿Volver a casa?


¿Es nuestro grito silencioso
el que nos impide
salir
de las trampas de la espera?
¿De su reproducción infinita?

El grito que choca contra nuestros muros
El que nos desmenuza, nos fragmenta
nos retiene
convirtiendonos
en una blanca
piedra
de sal
al costado del camino


Ni un suspiro
ni una grieta
ni un manojo de pastos
en la base.

Ni un solo animal
que se acerque a lamerla.



V-
¿Alguna vez imaginaste albergar
tanto dolor?


¿Alguna vez te pusiste a llorar,
a gritos,
y te detuviste con miedo a la locura;
juntando
metiendo con los dedos,
para adentro
la sangre,
los sueños,
los pedacitos
en los agujeros
que te habían hecho?

Tantos sufrimientos y angustias ¿ no?
Maquillados
emparchados con toses o bostezos.

¿Sabés que no está bien?
¿Sabés que va a estallar?
¿Cuándo?
¿Adónde vas?





¿Adónde va
esa pobre alma
que ya nada alivia
que ya nada despierta;
que teme?

Esos llantos llorados por adentro
esas ardientes renuncias
esos secretos......



¿Cómo se llamaría éste libro?
¿El libro de tu vida?



(fragmentos pertenecientes al unipersonal poético inédito Maldita espera , el silencio que late de Celeste Dieguez, integrante de Rosa fuerte)

VI-


A veces pelos/
palabras que pugnan /
pijas paradas/y proyectos pinchados /
A veces piojos/ pelotudeces/
pajas pensadas/y poderes perdidos.
A veces pido/ peleo y pateo/
Pierdo/perdono/y perra y pobre y puta /
Pido piedad /
Y pienso.



VII-





Hoy


A la vuelta de la esquina cien mujeres están
pariendo mal.
Sus cabellos pelos, sus ropas trapos, sus ojos rejas,
todo está gritando su mal parir.
A la vuelta, ahí nomás
las mujeres están transcurriendo, están golpeantes,
están menstruando su desesperación,
están pintando sus caras para la guerra de papas,
están enviudando para la guerra de papas,
para la guerrilla de yerba.
Están friendo sus dedos,
están doblando sus manos frazadas,
están lavando ,están baldeando ,están lamiendo
como perras madres, como dragones apagados
las hilachas de su ultima muerte.
Están cabalgando en pelo su animal diario
arrodilladas, mutiladas.
Están tejiendo sus fragmentos,
están salando sus estrategias, sus años,
sus sexos, sus llagas.
Están aullando, cocinando las crías de sus sueños,
están cavando en sus uñas de tierra, de escoba, de sangre
la lucha del día tras día.
Están cortando en juliana sus dolores
Están continuando,
Están tendiendo sus hijos, sus mesas, sus hombres, sus piojos,
Están planchando sus risas, su hambre de cantos.
Están siendo,
están festejando con detergente sus ritos anuales,
están enjuagando su horror, el de sus hijos, el de sus muertos.
Están vendiéndose
enfundadas sus armas en un jean mugriento
Están naciendo.
Se están pensando.
Se están viniendo.

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